miércoles, 20 de febrero de 2013

Salía de clase de inglés y me dirigía a la taquilla. Cuando pasaba por el baño escuche un llanto que provenía del cuarto de baño de chicas.
Me acerqué lentamente y miré por la puerta que estaba entreabierta. Estaba ella, llorando. Era mi compañera de clase de física y química.
Zarah, era una chica marroquí pero llevaba viviendo en España desde que tenía 4 años de edad. Aunque viviera en España desde pequeña, seguía su religión aunque su país estuviese a kilómetros de ella.
Le pregunté delicadamente qué le pasaba. Zarah, levantó la cabeza y se secó las lágrimas y con los ojos empañados me dijo:
- He tenido que dejar a mi novio. Mi padre se enteró de nuestra relación y me lo prohibió rotundamente. No quiere que esté con alguien que no cree en lo que yo creo, con alguien a quien no le gustan los platos típicos de mi país y piensa que seguir una religión es algo de fe, algo para no tenerle miedo a la muerte ya que en las religiones después de la muerte siempre hay algo. Yo quiero muchísimo a Jose, aunque no piense igual que yo y tengamos diferencias. Somos muy distintos pero le amo, le amo tanto que no quiero volver a mi casa si mi padre no aprueba mi relación.Siento enrollarme tanto.
- Tranquila cielo, desahogate a mí no me importa. Pero una pregunta, ¿ Has hablado con Jose de ésta situación?
- No... Le dije que ya no quería estar más con él, que me quiero centrar en mis estudios y él es una distracción.
- Ve y díselo, juntos podéis convencer a tu padre.
- Lo haré, muchas gracias Leah eres muy buena.
Se levantó y se fue secándose las lágrimas.